La Economía Creativa, buscando sinergias con el sector ambiental


La Industria Cultural y Creativa está en alza en el contexto europeo gracias a su capacidad para descubrir nuevas soluciones frente a los retos económicos, sociales y medioambientales. Además, es uno de los territorios de oportunidad identificados en la Estrategia de Especialización Inteligente de Euskadi RIS3. No en vano, la economía creativa supone alrededor de un 3% del PIB mundial. Por estas razones, Aclima está explorando el potencial de la colaboración entre la Economía Creativa y el sector medioambiental.

Este 2021 ha sido declarado por la ONU como el “Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible”, destacando que la economía creativa puede contribuir a las tres dimensiones del desarrollo sostenible, medioambiental, social y económico y, al logro de la Agenda 2030, entre otras cosas fomentando el crecimiento económico y la innovación, y creando empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos.

La Economía Creativa, también conocida como Economía Naranja, engloba a las actividades que posibilitan que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, capaces de generar un valor económico y de otra índole. Dentro de su espectro se sitúan también todas las áreas que ofrecen soporte y servicio a la creatividad. Según la UNESCO, la Economía Creativa integra herencia cultural, creatividad y medios, creaciones funcionales y conocimiento. Los expertos diferencian en este sector tres grupos: las artes y el patrimonio (artes visuales y escénicas, turismo, educación), las industrias culturales (industria audiovisual, editorial y fonográfica), y las nuevas tecnologías (medios digitales, la publicidad y el diseño, entre otros).

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